miércoles, 27 de febrero de 2013

CAPITULO 11


Que difícil sería sorprenderla cuando lo único que quiere es abrazarla y mimarla todo el tiempo, habían pasado unos días de la explosión en los medio, que quedó como una de las bombas del verano pero como no lo confirmaron todos los medios hacen especulaciones.
Eran los pensamientos de Pedro mientras se dirigía al aeropuerto de VCP a buscar a su cuñadita que llegaba de Buenos Aires para mimar a Paula.
-Por fin!!! Jajajaja pensé que te dijeron que me vayas a buscar a buenos aires.
-Ay, ay, ay ella y sus chistes uruguayos.
-jajajajajaja que tarado vení para acá que te parto en un abrazo.
Le tiró lo brazos a la cintura de Pedro, él lo hizo por los hombros y así se fundidos en un abrazo Delfina llora la felicidad de ser la futura tía del bebe de su hermana mayor y ese hombre que en ese momento para ella era un gigante.
-Que felicidad tan inmensa, Pepe.
-Sí, la verdad no damos más de tanta felicidad.
-Cómo haces para contenerte de no gritarlo.
-Eso me cuesta, tanto acordarme los ocho de una coreo jajajaja.
-La noticia más grande del año.
-jajajajaja vamos por tu bolso porque tu hermanita ya está llamando. Hola mi amor, acá ya llevo el paquete, sí sí llegó con algunos raspones pero enterita. Ay, ay, ay
-Callate tarado que te estoy escuchando.
-La escuchaste, está más que enterita, la mocosa jajajajaja ya vamos amor.
Emprenden el camino a la Villa, más precisamente a la casa que alquilaron con su novia. Verla abrazar a su hermanita y llorar juntas de la felicidad eran una de las cosas impagables que tiene este verano tan pero tan distinto a todos los que hubo y los que vendrán.
-Mi gorda bella jajajajajaja
-Callate tarada que con lo que devuelvo voy a quedar piel y caroso jajajajaja.
-No te preocupes que lo sabe recuperar.
El baja la valija de Delfina y la lleva a una de las habitaciones y al pasar por la suya se dirige a la valija que tiene el presente sagrado que sellará su futuro con la mujer que ama, la mamá de su hijo. Que puede hacer, sus años en la productora viendo y ayudando en la creatividad de tantos programas algo se le tiene que ocurrir.
…..
Los vuelcos del estómago de Pau, la dejaban cansada y siempre esperaba la llegada de su novio para asegurarse que todo estuviera bien, pero esta vez no fue así lo esperó pero no llegó nunca entonces decidió ir ella a buscarlo. Lo encuentra sentado cerca del ingreso al escenario.
-Que te pasa, Gordo???
-Nada, por???
-Porqué estás acá y con esa cara como de enojado.
-Ay Paula no comiences, no me pasa nada recién terminé de hablar con Ezequiel, necesitabas algo???
-Nada, Pedro, Nada.
La ve alejarse enojada y confundida, la observa eso es “el ofendido”.
-Veamos cuanto aguanto verla así.
Las escenas se suceden y el esperado momento paso como viento de primavera, muy suave, ya que el beso final fue lo más seco y sin sabor que ella había recibido en estos dos años fue el de la segunda función y su cabeza es un revuelo.
-Vamos a casa, gordo???
-Anda vos con Delfina y Alejandra, yo me voy con los chicos a un restó cercano.
-Pero….
No pudo terminar la frase porque él ya le había dado la espalda y se alejaba para el camarín y la deja ahí parada con la boca abierta.
Él entra cierra los ojos y sonríe “no sé cómo voy aguantar no matarla a besos” se dice pero si logra su propósito esto solo sería una gran anécdota. Se fue con los chicos a cenar pero no se sentía cómodo, reía, bromeaba pero su pensamiento estaban a kilómetros de ahí, en la habitación de una mujer, su mujer.
Ella frotaba su panza aún chata pensando en que pudo haber hecho para que Pedro no la acompañara como todas las noches y prefiriera ir con parte del elenco a cenar, sendas lágrimas caen por sus mejillas con el solo hecho de pensar en él y sentir el frío de su lado de la cama. “soy una tonta, también tiene que tener su espacio” pensaba pero al instante decía en voz alta.
-“Pero voy a tener un hijo suyo, yo debo ser la prioridad no la comida”
Y con esa actitud se acomodaba para dormir, decidida que la razón estaba de su parte. Un intenso vació en el estómago la hace correr al baño a devolver parte de la cena. Por eso no oyó el ruido del auto cuando entraba a la cochera ni a Pedro entrando a la habitación.
Él la oye en el baño y su corazón le aprieta el pecho por el remordimiento, el bebe se afirmaba en la panza y a la mamá la tenía a los tumbos.
Salir y encontrarse con él fue un gran alivio aunque decide hacerse la ofendida y sin dirigirle la mirada ni la palabra se acuesta, automáticamente le da la espalda y cierra sus ojos  pero en sus labios se dibuja una sonrisa. Ahora sí podría dormir tranquila su parte de la cama estaba ocupada y calentita.

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