domingo, 17 de febrero de 2013

CAPITULO 4


Cuando quedan solos ingresan los bolsos y él se encarga de guardar uno en especial pero sin que Paula lo note. Luego regresa con su novia que lo espera con una rica ensalada y pollo al horno.
-Gordi ya preparé la mesa.
-Listo ya guarde todo para que no te preocupes… la verdad ahora sí tengo hambre.
-Los chanchos llegaron muertos de hambre se ve que el viaje los dejó así.
-Súper tranquilos viajaron, durmieron todo el trayecto.
-jajajajaja era o dormir o escucharlos.
Él se sienta a la mesa y ella mimosa lo hace en su regazo, primero lo besa muy despacio.
-Bienvenido a casa, amor.
-mmmmm me hacía falta este combustible.
-Mis besos??
-No!, la comida jajajajaja
-jajajaja que malo y yo que te estaba esperando con ansias.
Intenta levantarse y nuevamente él la sienta besándola y recorriendo con sus manos su espalda que se encuentra con la parte de arriba de una bikini de muchos colores.
-Te amo.
-Yo…
Y no pudo terminar la frase porque el estómago le demandaba que corriera al baño, cosa que le resultaba difícil por la bota que tenía puesta. Pero la sigue y la toma de la cintura preocupado.
-Qué pasó?
-No sé desde que llegué ayer tengo revolucionado el estómago esta mañana con Marianita comimos unos alfajorcitos y creo que me cayeron mal.
-mmmmm puede ser, yo pensé que te dieron ascos mis besos.
-jajajaja que tarado, me queda como un vacio en el estómago pero no largo nada.
-Vamos a tener que consultar a un médico, gorda si continuas así.
Luego de ese pequeño percance no sucedió nada más, descansaron en la pileta, acomodaron unas cosas ya que los familiares de Pedro comenzarían a llegar en horas, fueron al teatro para ver las instalaciones y reunirse con todo el elenco que ya estaba completo, bueno el único ausente por el momento eran Tito y Marcela que llegaban al día siguiente.
Todo es alegría y felicidad, ensayan con el sonido y las luces; por momentos Paula visiblemente cansada con la bota puesta le sienta en las primeras butacas para poder levantar las piernas y descansar, nada se le escapaba a Pedro podía estar haciendo varias cosas a la vez pero en ciertos momentos miraba para ver como se encontraba su novia, él tampoco estaba bien totalmente su tobillo también le indicaba cuando estaba cansado.
Salen del teatro y se dirigen a un restó a cenar, charlar sobre todo de la cantidad de gente que observaron en la boletería adquiriendo sus entradas para  el gran debut que era el 25 con una función. Horas después se despiden y ellos regresan a la tranquilidad de su gran casa, porque esta vez la alquilaron un poco más grande que la del año anterior y un poco más retirada de la ciudad.

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